Justice at Work está en solidaridad con la comunidad Negra y todos aquellos que sienten la brutalidad policial y los efectos diarios del racismo sistémico anti-Negro en los EE. UU. En este momento clave, cuando un número sin precedentes de personas se está manifestando en Boston y por Massachusetts, los Estados Unidos, y el mundo para protestar la violencia contra la comunidad Negra, la brutalidad policial, el racismo y la supremacía blanca, miramos al liderazgo de organizaciones lideradas por la comunidad y sus campañas. Esperamos que usted los apoye.
Por favor, lea nuestra reflexión más larga y nuestro homenaje abajo.
Un Momento Para Rendir Homenaje
Cinco días después del asesinato de George Floyd, miembros de nuestro equipo estaban en una llamada con un grupo de trabajadores de Centroamérica que describieron su lugar de trabajo de una manera que nosotros en Justice at Work escuchamos con demasiada frecuencia: racialmente segregado, con trabajadores obligados a trabajar duro en condiciones ilegales e indignas. Escuchamos de ellos que en su trabajo de reciclaje de paletas, los «Americanos» trabajan adentro con aire acondicionado; arreglan las paletas que ya están en buen estado; tienen un lugar para sentarse y almorzar; les pagan por hora y reciben su pago por horas extras (“overtime”), vacaciones y tiempo de enfermedad. Los trabajadores centroamericanos, por otro lado, trabajan afuera, arreglando las paletas que están en las peores condiciones. Almuerzan afuera, sentados en las paletas. Se les paga según la producción y se les obliga a registrar su salida al mediodía, aunque siguen trabajando toda la tarde, para que la empresa pueda evitar cualquier registro de sus horas extras de trabajo. No reciben vacaciones regulares ni tiempo de enfermedad pagado, y deben comprar su propio equipo de protección personal. Y cuando se han quejado, su jefe ha gritado insultos que burlan su país de origen y estatus legal.
Estas condiciones invocan las de los trabajadores Negros como Echol Cole y Robert Walker, que fueron aplastados en 1968 por el ariete hidráulico de su camión de saneamiento porque no se les permitía buscar refugio de la lluvia en un vecindario blanco en Memphis y un alcalde segregacionista negó pagar por arreglar el vehículo. A raíz de la muerte de Cole y Walker, los trabajadores de saneamiento lanzaron su histórica huelga «Yo Soy Un Hombre» por dignidad y respeto — y la policía de Memphis disparó y mató a Larry Payne, un partidario huelguista Negro y estudiante de 16 años, aunque sus manos estaban levantadas. Un orden racializado basado en la anti-Negritud siempre ha sido, y sigue siendo, el núcleo del sistema económico de EE. UU. La violencia sancionada por el estado protege esa orden, impidiendo los esfuerzos para desafiar el status quo.
A medida que apoyamos las demandas de dignidad de los trabajadores inmigrantes dentro de un sistema aún segregado por la raza y mantenido por la violencia estatal, seguimos luchando por un movimiento de derechos de los trabajadores que ampare a todos los trabajadores. Esto significa evitar y corregir el racismo de políticas como la Ley Nacional de Relaciones Laborales, que excluyó a los trabajadores agrícolas y domésticos para dejar afuera los trabajadores Negros. Muchas leyes aún perpetúan el legado de la esclavitud y la marginación de las personas de color. También significa profundizar nuestra comprensión de cómo la anti-Negritud y la supremacía blanca dan forma a todos los aspectos de la vida y el trabajo en los EE. UU. Y significa continuar apoyando a nuestros socios como el Centro de Trabajadores Brasileños, liderada por gente Negra, y la Alianza de Trabajadores de Brockton, con miembros Caboverdianos y Haitianos, y juntar a los trabajadores para reconocer sus intereses en común y ejercer su poder colectivo. Pero hoy, más que todo, rendimos homenaje a los líderes, trabajadores y manifestantes Negros del movimiento por derechos civiles de ayer y de hoy, y a George Floyd, Breonna Taylor, Ahmaud Arbery, Tony McDade, y Rayshard Brooks, cuyos asesinatos han generado un movimiento.